martes, 13 de diciembre de 2016

Top 20: Los mejores pívots en la historia de la NBA (El Bloque de Granito)

Aunque ahora esté de moda el concepto de "pívot bajo", hace muchos años (o no tantos), hubo uno que se desenvolvió a las mil maravillas en un mundo dominado por gigantes. Cuando todos los equipos poseían centers por encima de los 2,10 de estatura, surgió un raro espécimen que, con sus dos metros escasos, se atrevió a desafiar a la lógica y hacerse un hueco entre los grandes de la historia.

Nacido en Louisville, Kentucky, en 1946, Wes Unseld capitaneó a su equipo de instituto, Seneca High School, a ganar dos campeonatos estatales (1963 y 64). A su graduación, se quedó en su ciudad natal para asistir a la Universidad de Louisville. Durante sus años en la universidad se convirtió en uno de los mejores jugadores del país (como así lo atestiguan sus dos elecciones como NCAA All-American en los años 67 y 68). Lideró a Lousiville a 60 victorias por 22 derrotas los años que permaneció en la universidad, consiguiendo un promedio de 20.6 puntos y 18.9 rebotes por encuentro. Durante sus tres años universitarios fue el líder en rebotes de la Missouri Valley Conference.

Fue elegido en la segunda posición de la primera ronda del Draft de la NBA de 1968 por los Baltimore Bullets, y en su primera temporada consiguió un hito que hasta ese momento sólo Wilt Chamberlain había logrado: ser Rookie del Año y MVP de la liga en la misma temporada. También jugó el All Star. Sus promedios en liga regular fueron de 13,2 puntos y 18,2 rebotes.

Unseld tuvo un impacto inmediato en los Bullets, aumentando su récord a 57-25 (21 victorias más que el año anterior) y consiguiendo el primer lugar en la División Este. Hasta ese momento, los Bullets nunca habían tenido una temporada en positivo. Con Unseld tendrían 10 campañas ganadoras y harían 12 apariciones consecutivas en playoffs.

En la temporada 1970-71 lleva a su equipo a disputar su primera final, aunque caen derrotados ante los Milwaukee Bucks de Oscar Robertson y Kareem Abdul Jabbar en cuatro partidos.

Para la temporada 71-72, se une al equipo la estrella Elvin Hayes, procedente de Houston Rockets. Se da la curiosa circunstancia de que Hayes había sido elegido como nº1 del draft el mismo año que Wes Unseld, es decir, un puesto por encima.

Unseld formó un excelente tándem con Hayes, y en la temporada 1974-75, después de presentar un balance de 60-22 (única vez en la historia que los Bullets han conseguido 60 victorias) y vencer en los playoffs a Buffalo y Boston respectivamente, se presenta a sus segundas finales. Enfrente, los Warriors de Rick Barry que los derrotan en cuatro partidos. 

Pero el triunfo más grande de Unseld, vino en la temporada 1977-78. Nadie contaba con los Bullets, habían acabado la liga regular con una marca de 44-38, pero en los playoffs, Washington venció a los Hawks de Atlanta, los Spurs de San Antonio y los Philadelphia 76ers para llegar a sus terceras finales de la NBA.

En la final frente a Seattle Supersonics, los Bullets comenzaron perdiendo los dos primeros partidos. Lo que llevó al entonces entrenador Dick Motta a pronunciar la famosa frase: "La ópera no termina hasta que cante la gorda" (no se sabe si fue en referencia a Wes Unseld). Así, llegaron al séptimo partido y, por fin, Washington se alzó con el título. Unseld fue declarado MVP de las mismas.

La temporada siguiente (1978-79), Washington volvió a enfrentarse a Seattle en las finales (la cuarta con Unseld en el equipo), pero en esta ocasión la victoria cayó del lado de los Supersonics en cinco partidos.

Wes Unseld se retiró en 1981. A lo largo de su carrera (984 encuentros) consiguió un promedio de 10.8 puntos, 14.0 rebotes y 3.9 asistencias por partido. Disputó cuatro finales (1971, 75,78 y 79), cinco All Stars (1969, 71, 72, 73 y 75), fue MVP de la liga (1969), rookie del año (1969), MVP de las finales (1978), máximo reboteador de la liga en 1975 y máximo reboteador de la historia de la franquicia de Washington. Uno de los pocos jugadores de la historia que acumulan más de 10000 puntos y 10000 rebotes.

Posteriormente dirigió a los Washington Bullets desde el banquillo durante siete años (1987-94), con un récord de 202 victorias y 345 derrotas.

Wes Unseld no era alto, ni atlético, no jugaba para la galería, pero era muy fuerte, inteligente, rápido (a pesar de su peso) y tenía unas manos enormes.




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