jueves, 1 de diciembre de 2016

Top 20: Los mejores pívots en la historia de la NBA (El hombre coraje)

La suya fue seguramente la más decisiva de las apariciones inesperadas en la historia de la NBA. El 8 de mayo de 1970, los Knicks y los Lakers disputaban en el Madison Square Garden el séptimo y último partido de la final. Willis Reed (Hico, Louisiana, 25/VI/1942), que era el pívot titular y el capitán del equipo neoyorquino, se había lesionado en el muslo en el quinto partido (victoria de su equipo por 107-100), no pudo jugar el sexto (derrota por 135-113, con 45 puntos y 27 rebotes de Wilt Chamberlain, el pívot de los californianos) y tampoco salió a hacer el calentamiento antes del séptimo. “Pero quería jugar”, explicó después. “Era el gran momento que esperas toda tu vida. No quería mirarme en el espejo al cabo de veinte años y decirme que ojalá hubiera jugado”.

No se quedó con las ganas de jugar. Le inyectaron para aliviar el dolor y, a pesar de su ostensible cojera, apareció en la pista justo antes del salto inicial. Y si su mera presencia ya levantó los alicaídos ánimos de la afición neoyorquina, al firmar las dos primeras canastas del encuentro, las únicas que anotó, se convirtió en la fuente de inspiración que necesitaba su equipo para ganar el partido por 113-99, y conseguir con ello su primer título de la NBA. Su emocionante aparición fue votada como el momento más grande que ha vivido el Madison Square Garden.

Willis Reed estudió en la desconocida universidad de Grambling State. Consiguió ganar tres veces el título de su división, y en su último año llevó a su equipo a ganar el título de la NAIA, con unos promedios de 26,6 puntos y 21,3 rebotes.

Reed fue elegido por los Knicks en la primera posición de la segunda ronda del draft de 1964. Su impacto fue inmediato. Esa misma temporada acababa con unos promedios de 19,5 puntos y 14,7 rebotes. Fue nombrado Rookie of the Year y disputó su primer All Star.

En 1969-70, los Knicks comenzaron con un récord de 14-1 y pasaron a ganar 60 partidos de temporada regular por primera vez en la historia de la franquicia. Las victorias de Nueva York incluyeron una racha ganadora de 18 encuentros seguidos. Reed, se llevó a casa el MVP de la temporada, el MVP del All Star y el MVP de la final. En ese momento fue el primer jugador en conseguir los tres galardones en una misma temporada.

En la 1971-72, los Knicks volvieron a presentarse en la final, pero esta vez, con Reed lesionado, no plantaron oposición a los Lakers y perdieron por 4-1.

Para la temporada 1972-73, Reed estaba de vuelta. Y aunque su contribución no fue tan decisiva durante la temporada, debido a sus problemas físicos, los Knicks se plantaron en una nueva final ante los Lakers, devolviéndoles el 4-1 de la temporada anterior y proclamándose campeones por segunda vez. Willis Reed fue elegido MVP de las mismas por segunda ocasión.

En 1974, el pívot de 2,08, lastrado por las lesiones, se retiraba después de disputar sólo 19 encuentros. Jugó 650 partidos en la NBA, con 18,7 puntos y 12,9 rebotes de promedio. Fue siete veces All Star (MVP en 1970), una vez MVP de la temporada (1970), dos veces MVP de las finales (1970 y 73), Rookie del año en 1965, una vez elegido en el mejor quinteto de la temporada (1970) y cuatro en el segundo (1967, 68, 69 y 71) y miembro del equipo defensivo en 1970.

Las palabras que describen la carrera de Willis Reed pueden sonar como un cliché pintoresco, pero son apropiadas: resistencia, orgullo, dignidad, obligación, trabajo duro y coraje. Durante una década aplicó esas cualidades día tras día en la cancha de baloncesto, pero tomaron todo su sentido en un par de minutos dramáticos al comienzo del séptimo partido de las Finales de la NBA de 1970. Décadas después de la legendaria noche, Reed recuerda: "No hay un día en mi vida que la gente no me recuerde ese partido".

 

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